Cómo enseñar a los niños a valorar lo que tienen

Consejos Altea / 04.03.2015

Un teléfono, una tablet, una consola de última generación, juguetes electrónicos, bicicletas casi profesionales de aluminio o patines en línea de buena marca, no son sólo objetos. No al menos para los padres que los regalamos a nuestros hijos con la intención de que su disfrute les lleve a un mejor desarrollo y mayor felicidad. Sin embargo, a todos nos preocupa la necesidad de que nuestros hijos deben aprender a valorar lo que tienen. Que comprendan qué significan esos regalos y el esfuerzo que conlleva adquirirlos. Por este motivo, todas las familias comprenden la importancia de que sus hijos deben adquirir ciertos valores y no caer en lo que se conoce como “niños mimados”.

Cuando en nuestra infancia hemos sufrido ciertas carencias, es común querer que nuestros hijos no pasen por lo mismo. Así, en ocasiones cometemos el error de darles demasiados regalos “para que nada les falte”. Sin embargo, es preciso ayudarles a comprender la fugacidad del valor de lo material y el valor que tiene todo lo que tenemos frente a lo que deseamos.

En muchas ocasiones, el que nuestros hijos no alcancen a valorar aquello que les regalamos puede suponer una desilusión por parte del padre, por lo que el acto de regalar pierde su valor y función, que aporta un vínculo importante a nivel familiar.

Muchas veces no nos damos cuenta de que nuestros hijos están recibiendo de todo sin prestar la más mínima atención de su procedencia, de cuánto nos costó ganar el dinero para comprarlo o de qué manera se obtienen, lo que puede suponer el quid de la cuestión.

Por más de que nos encontremos en una buena posición económica no hay que mal acostumbrarlos a tener todo lo que desean. Nunca sabremos los reveses de la vida y si nuestras posibilidades económicas serán igual de buenas en el futuro. Ahora bien, ¿Cómo hacerles comprender en ese momento es importante valorar lo que tienen?

Para recomendamos que tengan una responsabilidad en el hogar. A partir de los tres años, el niño ya puede participar en alguna de las tareas del hogar y asumir algún tipo de responsabilidad, por pequeña que sea, acciones muy pequeñas pero que ayuden a comprender que se está colaborando con la familia. Paulatinamente se les pueden ir asignando nuevas tareas, adecuadas para las capacidades que ya han desarrollado. Pero atención, lo mejor para reforzar este tipo de conductas no son las recompensas materiales, sino las palabras y el reconocimiento social, para que puedan sentirse orgullosos.

No es aconsejable que se les compre todo lo que piden. Los anuncios en los espacios dedicados al público infantil en la televisión están diseñados para generar deseos en los niños. De hecho, presentan los juguetes como fantásticos artilugios generadores de diversión. Finalmente, si vas a hacerle un regalo que corresponde a uno de sus deseos, es mejor que lo demores un poco en el tiempo.

 Justifique bien las compras. Aunque, dándole un espacio de tiempo prolongado, se les conceda algún capricho, es bueno explicar amablemente que algunos juguetes son buenos para su aprendizaje o desarrollo físico y que otros son únicamente lúdicos, que aunque también son importantes, deben estar en un segundo orden. Es muy importante tener esto en cuenta con respecto a los videojuegos, ya que no todos son para niños y algunos pueden desarrollar su capacidad óculo-motriz, su inteligencia y, muy necesariamente, su imaginación. Evite la violencia bajo cualquier concepto.

También es necesario que se fije un presupuesto límite. Cuando los hijos ya son un poco más mayores y tienen la capacidad para conocer de precios y dinero, pueden conversar en relación a los costes de ciertas cosas que piden. Permita que ayuden en la administración del dinero y si tienes la posibilidad (y se lo merecen), puedes darles una paga periódica para que se acostumbren a administrar sus propios recursos limitados.

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