En múltiples artículos anteriores hemos hablado mucho sobre ansiedad. No es por casualidad, ya que según la OMS, más de 264 millones de personas en todo el mundo viven con ella, lo que convierte a este trastorno en el más padecido mundialmente. Es por eso que en este artículo vamos a hablar sobre la ansiedad generalizada o la tendencia a que todo nos resulte preocupante.
Entre las variables que más afectan a vivir con ansiedad generalizada, encontramos:
– Una visión muy parcial de la realidad, percibiéndola no como es sino como nos gustaría que fuera o como supuestamente «tendría» que ser.
– Baja tolerancia a la frustración, con un fuerte componente de lucha y resistencia (lo contrario a la aceptación) frente la vida.
– Escasa capacidad de mentalización, generando expectativas irreales sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.
– Intolerancia a la incertidumbre y a los cambios (en una sociedad velozmente cambiante).
– Prestarle mucha atención a supuestos futuribles catastróficos que probablemente nunca sucederán.
– Prestarle mucha atención a cuestiones incontrolables.
– Hacer interpretaciones problemáticas de hechos que objetivamente no lo son.
– Excesiva necesidad de tenerlo todo controlado.
– Excesiva suspicacia en torno a los comportamientos de los demás, atribuyéndoles intenciones irreales y generalmente perversas.
– Personalización de los acontecimientos negativos.
– Locus de control externo, atribuyendo las causas de los acontecimientos a la suerte o al azar y no al poder que tenemos sobre ellos.
A rasgos generales, estas son las variables más comunes en las personas que sufren ansiedad generalizada, que según el Manual Diagnóstico y Estadístico de clasificación de los trastornos mentales (DSM-V) se define como:
¿Qué podemos hacer si sentimos justo eso? Cuando la mayoría de cosas me preocupan, inquietan, me parecen mal, me quitan el sueño, me ponen nervioso, me provocan hilos de pensamiento perversos, catastróficos… ¿Qué podemos hacer, en definitiva, cuando todo nos provoca ansiedad?
1. Realiza ejercicios de relajación, meditación o incluso oración. Todos ellos te ayudan a que tu atención esté puesta en el presente.
2. Abraza la filosofía de vida y práctica del mindfulness. Aquí encontrarás cómo comenzar a hacerlo.
3. Mira tus pensamientos como lo que son: pensamientos. No siempre describen la realidad de forma objetiva. Es más, la mayoría de veces pueden distorsionar la realidad hasta volverla problemática.
4. Enriquece tu vida con actividades y personas satisfactorias para que las preocupaciones no ocupen la mayor parte de tu espacio y energía mental. Dicho de otro modo, si algo que me preocupa ocupa el 80% de mi energía, es un problemón; si ocupa el 10% es más manejable.
5. Haz deporte. Sabemos que es un topicazo al que no le vas a hacer caso, pero en serio, hazlo: anda rápido, corre, pon una elíptica en casa, ve al gimnasio, queda para jugar a padel, haz senderismo, contrata a un entrenador personal, instálate el wii sports, provoca a alguien hasta que quiera pegarte y sal corriendo… En serio, hazlo como te de la gana, pero hazlo, porque es uno de los mejores ansiolíticos y antidepresivos que existen. Lo dicen los científicos y la neurociencia.
6. Ríete. A través del cine, del entretenimiento, de quedadas con amigos… Pero esfuérzate por reírte y por enfocarte en cosas positivas.
7. Relativiza y cuestiona tus propios pensamientos. La mayoría de cosas que nos resultan preocupantes no lo son o lo son mucho menos de lo que creemos. Y lo creemos porque les prestamos muchísima atención.
8. Deja ir algunas cosas. No tienes que pelearlo todo, no tienes que controlarlo todo, tampoco tienes que llevar la razón en todo, ni siquiera hablarlo todo con el de al lado. De algunas cosas, simplemente: pasa. Libera espacio mental y a otra cosa. Respira… Descansa… No todo son batallas que librar.
9. Se flexible. Deja que las cosas simplemente sucedan y acóplate (o no) a ellas con buena disposición en lugar de intentar manejarlas todo el rato. Verás que bien sienta dejarse remolcar en lugar de tirar todo el rato.
Y aquí va el último topicazo (al que probablemente tampoco le hagas caso) junto con el del deporte, pero que es necesario mencionar por su vital importancia:
10. Cuida tus hábitos de vida. Adhiérete a unos horarios regulares para comer y dormir, toma una alimentación equilibrada, haz deporte, mantén tu espacio vital limpio y ordenado, cultiva los momentos de descanso consciente (dicho de otro modo: elige descansar), sal a realizar actividades reconfortantes, mantén un contacto regular con tus familiares y amigos, cultiva tu intelectualidad a través de lecturas interesantes, ejercicio mental, cine, etc.
Y recuerda siempre que…
Está la vida y estás tú. La vida puede ser la causa y tú sufrir sus consecuencias, o puedes ser tú la causa generadora de consecuencias
Por supuesto, la opción anti-ansiedad generalizada y anti-preocupación excesiva es la segunda.