La ansiedad es una parte normal de la vida. Es un “mensajero” que intenta advertirnos de que algo no va bien. No escuchar su mensaje, o lo que es lo mismo, negar de forma reiterada esa desagradable sensación, es darle fuerza al mensajero.
Todo el mundo ha sufrido, al menos una vez en su vida, una crisis de ansiedad o síntomas relacionados con la ansiedad.
Una de las fuentes más comunes de ansiedad es el negar la presencia de emociones que percibimos como desagradables: tristeza, frustración, ira, desamor, resentimiento… Son emociones naturales de la vida y como tales hay que aceptarlas y gestionarlas.
La ansiedad es un fluyo de energía muy intenso disparado por el sistema de alarma, el cual nos ayuda a sobrevivir ante un peligro real o imaginario. Cuando dicho flujo no encuentra salida útil lo experimentamos como ansiedad.
La ansiedad también puede ser generada por una sobrecarga mental, cuando un pensamiento se vuelve demasiado rumiativo. La energía “baja” de la cabeza al cuerpo activándose el sistema nervioso simpático. Este es el encargado de las respuestas de estrés. Podría traducirse en una sensación constante de peligro, como que algo está a punto de pasar todo el rato.
La ansiedad puede ser una respuesta física a un estímulo condicionado. Igual que ante el olor de la comida salivamos, o ante la visión repentina de una serpiente podemos saltar de miedo, ciertos estímulos generan ansiedad automáticamente.
La ansiedad puede presentarse de formas tan sutiles que ni te des cuenta de que está. Por ejemplo: taquicardias fugaces, entumecimiento muscular, sudoración, evitación inconsciente de situaciones, preocupación excesiva, episodios de vértigos y mareos…
La ansiedad puede volverse tan absurda que se despierte incluso en situaciones que aparentemente no tienen nada de peligroso. No obstante, puede que nuestro cerebro detecte algo en ellas que activa el sistema de alarma. Cuando esto pasa muy a menudo, lo llamamos ansiedad generalizada.
La ansiedad NO mata. Los síntomas son muy escandalosos y ante un ataque de ansiedad puede parecer que vamos a morir en cualquier momento. Pero lo cierto es que no existe ningún caso de muerte por ansiedad.
Existen múltiples formas terapéuticas de abordar la ansiedad, por lo que ésta puede ser curada. No siempre viviste con ella, se puede trabajar para volver a un punto pre ansiedad en tu vida. Puedes aprender a gestionar los estímulos tantos externos como internos que provocan dicha ansiedad.
Según la OMS, entre 1990 y 2013 las personas con ansiedad o depresión aumentaron cerca de un 50% en todo el mundo, hasta alcanzar los 615 millones de personas (un 10% de la población).