Cuando la felicidad no se consigue, se construye.

Autoestima, Consejos Altea, Crecimiento personal, Sin categoría / 16.11.2017
En este artículo hablaremos de diez palabras que te serán claves para alcanzar la felicidad.

En este artículo hablaremos de diez palabras claves para alcanzar la felicidad.

En la era que nos ha tocado vivir, parece que nos empeñamos en buscar la felicidad en lugares inadecuados. También a través de fórmulas mágicas que, o bien no existen o bien se muestran como crecepelo milagroso. Así venden la fórmula de la felicidad algunos gurús modernos y marcas comerciales.  Pero sabemos que el camino para ser feliz va por otros derroteros.

Para nosotros la felicidad es algo más complejo que todo aquello. Los profesionales de la salud sabemos que no se puede enfrascar la felicidad en una botella con gas o un eslogan mega chulo. Lo que hacemos más bien es ayudar a las personas a construir dicha felicidad sobre una base segura. Como los cimientos que sostienen al resto del Ser para cuando a éste no le quede otra que sufrir, cosa que de seguro pasará. Porque así es la vida.

Por eso hoy te traemos algunas palabras que encierran algo de felicidad cuando dejan de ser palabras y se transforman en hechos. Porque como ya sabrás la felicidad no es un destino, sino uno camino. Te proponemos, pues, que te propongas construir ese camino con algunas de estas baldosas.

La felicidad no se consigue, se construye.

La felicidad no es un destino, sino un camino.

Antes de comenzar con la lista de palabras que te pueden ayudar a ser feliz, recuerda que este no es un artículo de análisis lingüístico. Es un artículo en el que vamos a jugar con las palabras con la intención de ofrecerte algunos aprendizajes útiles para construir tu felicidad. Nada más… ni nada menos. Vamos a ello:

COMPROMISO: me gusta decir que la palabra compromiso podemos verla como “comprarme a mí mismo”. Dicho de otro modo, cuidarme, mimarme, respetarme, cultivarme… para poder sentirme orgulloso de mí mismo. Tendemos a ofrecer a los demás nuestra mejor versión. Por supuesto, buscamos vender nuestra persona, caer bien, evitar la crítica… Buscamos que nos compren. La pregunta es: ¿Te vendes a ti mismo como te vendes a los demás? Es decir, ¿te compras a ti mismo? En consecuencia, ¿estás comprometido contigo mismo? Una buena forma de convencer a los demás es creyéndolo primero tú. Y lo mejor es que cuando tú te lo crees desaparece la necesidad de demostrar a los demás. Esto se traduce en un mayor nivel de felicidad y bienestar contigo mismo. No sabes (a veces a mí también se me olvida) lo tranquilo que se queda uno cuando no tiene la necesidad de demostrar nada.

RESPONSABILIDAD: desde un punto de vista emocional, la responsabilidad sería la HABILIDAD para dar RESPUESTA. Como diría Gandalf: <<No podemos elegir el tiempo que se nos ha dado, pero sí qué hacer con él>>.  Esto es, no puedes elegir el atasco, pero sí la actitud que puedes tener en esas circunstancias; no puedes elegir un día muy duro de trabajo, pero sí cómo afrontarlo; no puedes elegir una pelea con tu pareja o hijos, pero sí puedes elegir cómo responder ante tales circunstancias. La responsabilidad entendida desde este punto de vista, sería la habilidad de ofrecer una respuesta adecuada (adaptativa) en cada momento. Y esto, normalmente, sí podrás elegirlo.

CONFIANZA: con-fianza. Confiar es aportarle a alguien tu fe (como una fianza) sin estar del todo seguro de si podría traicionarte o no.  Me gusta afirmar que la sociedad se mueve por la confianza: en las leyes, en las normas de circulación, en los vecinos, en los poderes públicos y sociales… Cuando aportas una confianza (responsable, no inocente, tal vez algo cauta al principio y moderadamente reservada) creas un espacio en el que poder ser tú mismo. Esto también aporta felicidad a la larga. <<¿Y si me traicionan?>> Entonces actúa de forma RESPONSABLE ante dicha situación. Pero en cualquier caso no dejes que una o varias traiciones te convenzan de que nunca más podrás dar tu confianza a los demás.

Sentir que formas parte de algo más grande que tú aporta felicidad porque somos seres gregarios.

Sentir que formas parte de algo más grande que tú aporta felicidad porque somos seres sociales.

FIDEDIGNO: De fides (fe) y dignus (digno). Literalmente: digno de fe y crédito. Muy relacionado lo anterior, demostrar que eres digno de fe y crédito hará que los demás se fíen de ti. Esto aumentará la probabilidad de que te sientas parte de algo más grande que tú: una familia, una organización, un grupo de amigos… Y es que, al ser seres gregarios (sociales), las relaciones interpersonales son una baldosa importantísima en el camino hacia la felicidad. Es por eso que para poder construir felicidad es importante que le demuestres a quienes te rodean que se pueden fiar de ti, de tu palabra, de tu honestidad, de tu lealtad. Cuando confías en los demás y logras que los demás confíen en ti, se crea un espacio de seguridad en tu interior a través del cual puedes permitirte vivir en paz. La paz interior a la larga es felicidad.

AGRADECER: me gusta jugar con esta palabra diciendo que agradecer es esforzarse por ser agradable. Ojo, no estoy hablando de esa necesidad tediosa de agradar constantemente a todo el mundo. Esto además de ilusorio es imposible. Con agradecer me refiero a que cuando alguien te ofrece algo bueno (un servicio, una mirada, una palabra, un acto de bondad, un gesto de cariño…) es de recibo esforzarnos cuanto menos por devolverle el agrado con un sencillo gracias. Ya desde hace tiempo se sabe que es de bien nacidos ser agradecidos. Sé agradable con los demás y éstos te devolverán un poquito de su felicidad.

AMABLE: El propio diccionario lo dice: digno de ser amado. Muy relacionado con lo anterior, cuando ejerces la amabilidad le estás demostrando a la otra persona que eres alguien digno de su confianza, alguien a quien se puede querer. Eso es fundamental para cultivar la felicidad porque como he dicho antes, somos seres gregarios. Vivir en manada nos aporta felicidad y seguridad. Y si le demuestras a la manada que eres digno de ser amado, es más probable que se te permita seguir formando parte de ella.

Perdonar implica volver a sentirte preparado para dar todo lo bueno que tienes.

Perdonar implica volver a sentirte preparado para dar todo lo bueno que tienes.

PERDONAR: Si desglosas la palabra perdonar, encontrarás la raíz per (para) y donar (dar). Cuando perdonas estás liberando ese espacio de tu mente que está bloqueado por un daño del pasado. Es muy humano guardar rencor cuando alguien te hiere. No obstante, el rencor -el resentimiento- carcome y te convence de que hay ciertas cosas que no puedes volver a hacer nunca más para no sufrir otra vez el mismo daño. Por ejemplo: confiar, ser honesto, ser auténtico, ser sincero, entregarte en cuerpo y alma a alguien… Cuando perdonas de corazón a quien te hizo daño, te predispones para volver a dar todo aquello a los demás con plenitud. Nuevamente, sentirte pleno es otra de las baldosas fundamentales para construir el camino hacia la felicidad.

PRESENTE: la palabra presente puede significar aquí y ahora, y también regalo. Ambas cosas están muy relacionadas, ya que el presente (existir) puede verse como un regalo. Igual que el rencor, también es muy humano vivir con la mente en lo que pasó (pasado) o en lo que pasará (futuro). Sin embargo, parece lúcido pensar que lo único real es lo que está pasando ahora. Tanto el pasado como el futuro son espacios temporales irreales porque el primero ya no existe y el segundo aún está por existir. Además, la neurociencia nos ha demostrado que un cerebro atento es un cerebro feliz. Entonces, es hora de que te regales el presente, viviendo en el aquí y el ahora. Me atrevería a decir que esta baldosa, si no es la más importante le falta poco.

Al disculparte, estás eliminando el sentimiento de culpa de tu interior.

Al disculparte, estás eliminando el sentimiento de culpa de tu interior.

DISCULPA: dis-culpa, no-culpa. La disculpa es una fórmula básica de educación. Pero hay muchas personas a las que les cuesta pedir perdón aún cuando saben que se han equivocado. No tienen en cuenta que disculparse es eliminar una carga. Es el primer paso para quitarte la culpa de encima y expiar el remordimiento que puede venir detrás de un mal acto. Aprender a disculparse no sólo es una norma básica de educación, sino que tiene un efecto emocional sanador. Una baldosa muy útil en este camino que estamos construyendo hacia la felicidad.

RECONOCIMIENTO: re-conocer. Conocer una y otra vez. El conocerse a uno mismo y no dejar de hacerlo durante las distintas etapas de tu vida es muy útil. Pero más útil aún es tener la habilidad de reconocer tus virtudes y también tus defectos. Saber qué puedes y qué no puedes para no ponerte expectativas desmedidas. También es importante reconocer a los demás, apreciar el valor que aportan a tu vida. Así, el auto-reconocimiento es fundamental para una autoestima sana, mientras que el reconocimiento de los demás también lo es para sentir que tienes una red de sostén, en la cual podrás apoyarte pase lo que pase.

Diez palabras, diez baldosas para construir un camino que como a Dorothy y sus amigos puedan llevarte al mundo de Oz. Que no es otro que ese espacio de tu interior donde eres capaz de cultivar la felicidad.

¡Pues adelante!

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