EL EFECTO HALO

Adultos, sesgo cognitivo / 02.11.2022

Quizás el nombre no te suene nada, pero cuando leas este articulo y descubras que es el efecto Halo, te darás cuenta de que puede que en muchas ocasiones hayas caído en el mismo sin ser consciente de ello.

¿En qué consiste el efecto Halo?

El efecto halo es un sesgo cognitivo, es decir, un fenómeno psicológico por el que una persona tiende a atribuir unas cualidades a otra persona a partir de una primera impresión. Consiste en la realización de una generalización errónea a partir de una sola característica o cualidad de un objeto o de una persona. Es decir, realizamos un juicio previo a partir del cual generalizamos el resto de características, y es algo que hacemos diariamente sin darnos cuenta.

El efecto halo

Para demostrar que esto es así, pongamos algunos ejemplos:

-Si alguien es muy guapo o atractivo le atribuimos otra serie de características positivas sin haber comprobado si las tiene o no, como que es inteligente o agradable. O, al contrario, si alguien nos parece feo, podemos pensar que será una persona pesada y poco amigable.

 -Cuando sabemos a qué se dedica una persona en su trabajo, categorizándolo según sea médico, carpintero o recepcionista, le atribuimos una serie de características positivas o negativas sin tener más información de el/ella.

El efecto halo

-Un entrevistador al ver un rasgo positivo en el entrevistado, pase por alto los rasgos negativos o los preste menos atención, o viceversa.

-Aquellos estudiantes que suelen sacar mejores notas reciben por término medio un trato más benevolente que quienes tienen más dificultades o sacan peores resultados. Este hecho es tan evidente que muchas universidades han establecido medidas para prevenir el efecto halo.

Por tanto, las personas emitimos juicios de valor de forma habitual, pero sin mala intención. Nuestro cerebro necesita hacerse una idea rápida sobre aquello que le rodea, de ahí que le baste una sola característica para hacer una infrencia general, siendo a menudo poco acertada.

El efecto halo nos lleva a inferir características a partir de muy poca información, es decir, presuponemos cosas, valoramos e incluso llegamos a concluir determinados datos sin saber lo peligroso que puede resultar algo así.

Y ahora te pregunto ¿Te ha pasado esto alguna vez? Seguro  que sí, y puede que no supieras que  se llamaba así este fenómeno que realiza nuestra mente sin que nos demos cuenta.

El efecto halo

¿De dónde procede el Efecto Halo?

Edward Thorndike fue el primero en ponerle su nombre al efecto halo en 1920. Llevó a cabo un estudio con militares, donde debían de valorar a sus subordinados. A partir de los datos obtenidos en el estudio, Thorndike vio que el modo en el que se valoraba una característica concreta estaba muy correlacionado con la valoración que se hacía del resto de características. Las personas que obtenían puntuaciones negativas en una de sus características tendían a tener puntuaciones negativas en el resto de aspectos, y las que eran valoradas positivamente en un aspecto concreto tendían a ser valoradas positivamente en todas las demás.

El poder de la primera impresión.

El poder de la primera impresión tiene un gran impacto sobre la imagen de los demás que creamos en nuestra imaginación.

Si durante los primeros segundos de conversación con una persona esta se muestra excesivamente nerviosa e insegura, aunque sea por factores menos relacionados con su manera de ser que con lo que le ocurre en ese momento en concreto (va a realizar un examen muy importante, va a hablar en público, etc), esta característica llamará nuestra atención, y desde ese momento en adelante la primera impresión pasará a ser un factor importante en el modo en el que valoramos a esta persona.

El efecto halo

El efecto halo es una muestra de que el cerebro humano está dispuesto a rellenar vacíos de información con los pocos datos de los que se disponen con tal de hacer que la incertidumbre desaparezca. Obteniendo una opinión global de alguien al que no conocemos, por la primera impresión que tenemos de el/ella, condicionando así nuestra relación con dicha persona. Ya que dichas impresiones suelen ser muy potentes y anulan la capacidad racional de juicio.

Y, aunque creamos que realizamos juicios objetivos, puede que no lo sean tanto, apoyando quizá esa afirmación que tantas veces oímos que “la primera impresión es lo que cuenta”.

Trucos para no dejarnos manipular por el Efecto Halo.

–          Se consciente de los juicios que realizas.

Si aprendes a hacer una valoración más precisa de la persona u objeto sin dejarte seducir o repeler  por el atributo físico, será más justa la valoración.

–          Dale una segunda oportunidad a tus primeras impresiones

Como resulta casi imposible no formarse una primera impresión de la persona que acabamos de conocer, vamos a intentar ser críticos con esa primera impresión y darle una segunda oportunidad.

–           Reflexiona, todos somos prejuzgados.

Tómate un tiempo para reflexionar acerca de lo que proyectas a los demás. Pregúntale a alguien de confianza que primera impresión tuvo de ti, y reflexiona sobre la respuesta porque puede ayudarte mucho.

El efecto halo

–          Cuida tu higiene personal.

Aunque puede sonar muy básico, es imprescindible para crear un Efecto Halo positivo tener una higiene personal minuciosa.

–          La sonrisa potencia el Efecto Halo.

Una sonrisa franca proyecta cercanía, respeto y simpatía. Los estudios demuestran que cuando sonreímos se produce un fenómeno de causa- efecto, de modo que gracias a las neuronas espejo, la otra persona también tiende a sonreírnos.

–          Se coherente.

Ser coherente significa ser fiel a tus principios morales, códigos éticos, gustos y aficiones. Eres coherente cuando dices lo que piensas, y actúas en consecuencia.

El efecto halo

–          Vigila tu lenguaje no verbal.

La importancia del lenguaje no verbal en lo que proyectamos de nosotros mismos y lo que comunicamos supone más del 70% de la información de lo que recibe la otra persona.

–          Cuestiónate.

Hazte preguntas, cada vez que emitas un juicio sobre una persona o un objeto, pregúntate sinceramente cuál sería tu opinión si la imagen fuera diferente.

El efecto halo

–           Evita las generalizaciones, tanto positivas como negativas.

No te dejes llevar por las opiniones de los demás, trata de evitar las generalizaciones. Observa y opina por ti mismo.

–          Reflexiona de manera constructiva.

Te invito a que reflexiones de manera constructiva sobre tus primeras impresiones. ¿Te imaginas la cantidad de cosas (personas, lugares, comidas, etc) que te estás perdiendo por no darle una segunda oportunidad a tu primera impresión?

Desde Altea Psicólogos te dejamos  dos frases que nos invitan a reflexionar:

“Las apariencias engañan la mayoría de las veces; no siempre hay que juzgar por lo que se ve.”

-Molière-

“Es propio de un espíritu fuerte profundizar los asuntos que trata, y no dejarse sorprender por las apariencias.”

-Eugenio Espejo-

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Mª Ángeles Iáñez Velasco

Psicóloga

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