El 18 de febrero se celebró el Día Internacional del Síndrome de Asperger. A pesar de ser un síndrome poco conocido por la sociedad, afecta a 3 de cada 5 niños y niñas por cada 1000 nacimientos (datos aportados por la Confederación de Asperger de España).
Atendiendo a la clasificación aportada por el DSM-5, el Síndrome de Asperger se incluye dentro de la categoría de Trastornos del Espectro Autista (TEA). Son considerados trastornos del neurodesarrollo que requieren una intervención centrada en las características específicas de la persona.
En el caso concreto del Asperger no hay una discapacidad intelectual asociada. Sin embargo observamos características diferenciadoras en la manera de comunicarse con su entorno social más próximo, la manera que tienen de entender el lenguaje y su pragmática, la forma en que organizan su día a día, sus intereses, la forma en que interaccionan socialmente, la capacidad para adaptarse y flexibilizar a la hora de hacer frente a este mundo cambiante.
La respuesta a esta pregunta es clara. Necesitan ser entendidos más allá de su síndrome o trastorno. Tener el Síndrome de Asperger supone entender la realidad y vivirla siguiendo sus propios patrones de procesamiento y siguiendo su manera única de relacionarse con el medio.
Forzar y priorizar la intervención en que estas personas encajen completamente en la manera normativa de ver y vivir las relaciones, en las rutinas y en la forma de interpretar el mundo como la gran mayoría supone y genera un gran malestar.
La idea por tanto, no será enfocar la intervención hacia el cambio, sino más bien, hacia la adaptación, el entendimiento y la inclusión.
Esto es un trabajo de todos y todas, que requiere ver más allá de las discapacidades, la dificultad y apostar por fomentar las habilidades y genuinidad de la persona.
“No tenemos porque cambiar la forma en la que perciben e interpretan el mundo. Lo más adaptativo es acercarnos a la manera en que ellos y ellas lo ven”
Son numerosos/as los/las personajes públicos que han reconocido abiertamente tener Asperger. Anthony Hopkins, Dan Aykroyd, Daryl Hannah, Greta Thunberg, Susan Boyle, Andy Warhol, Keanu Reeves, Steven Spielberg. Son algunos y algunas personalidades que haciendo de su síndrome una herramienta, han sabido destacar y llegar más allá en su vida profesional y personal.
Esto no es más que un ejemplo de que centrándonos en las habilidades y capacidades podemos llegar al máximo de nuestro rendimiento y obtener el máximo potencial.
En definitiva, entender el Síndrome de Asperger tiene un carácter cultural y educacional. La sociedad debe entender que en la diferencia no radica el trastorno. Desde las instituciones y los/las profesionales debemos estar comprometidos/as en desarrollar recursos e intervenciones que potencien la adaptabilidad y las capacidades.
“Es más útil enfocar el trabajo con personas con características Asperger en adaptar y potenciar sus recursos y capacidades. Tienen una visión del mundo que puede aportar puntos de vista hasta ahora desconocidos”
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