SEPARACIONES O DIVORCIOS DESPUÉS DEL VERANO

Adultos, Cambio de hábitos, Familia, Problemas de comunicación / 17.09.2021

Y después del verano…….. ¿Porqué hay tantas separaciones y divorcios? Seguro que todos conocemos a alguien que, pasada la época estival, nos ha sorprendido con la noticia de que se separa o se divorcia.

Según las estadísticas, la vuelta de vacaciones es el peor momento para las parejas. Posiblemente, durante el periodo posvacacional algunas parejas que ya no estaban bien toman conciencia de su situación. Es por eso que después del verano empiezan muchas crisis que pueden acabar con una separación o con una relación reforzada y reconstruida.

El verano es una época del año en la que ponemos muchas expectativas. A lo largo del año pasamos por muchas situaciones que nos pueden producir estrés, tensiones, mal humor, y pensamos que las vacaciones solucionaran todos nuestros problemas, incluidos los de pareja, con unos días de relax.

Esperamos que, al pasar más tiempo en pareja, sin obligaciones, sin presiones y de forma relajadala relación mejore en su conjunto, pero puede suceder todo lo contrario y que este exceso de tiempo con la pareja sea un factor desencadenante de una ruptura. Hay parejas que funcionan muy bien en el día a día, cuando la organización y la rutina marcan el ‘tempo’ de la relación. Pero cuando hay más tiempo de calidad se dan cuenta que no tienen de qué hablar, qué compartir o se agotan de estar tanto tiempo con esa persona.

Separaciones

 Pero, ¿Qué ha ocurrido en este tiempo para que en vez de solucionar los problemas la pareja llegue a la separación o divorcio? Quizás lo más importante aquí sea aceptar que la relación no está bien, hablar de este tema con la pareja y querer solucionarlo conjuntamente. Y para ello os comparto unas  recomendaciones generales que podéis poner en práctica para intentar salvar una relación que está en crisis.

LAS RAZONES DE LAS RUPTURAS POSTVACACIONALES

Los motivos de que se produzcan más separaciones o divorcios tras las vacaciones son varios, entre ellos:

Compartir más tiempo con la familia. En vacaciones dedicamos más tiempo a nuestra pareja e hijos, por lo que pueden salir a la luz problemas latentes que se llevan arrastrando durante meses y nunca se han hablado.

Altas expectativas en las vacaciones de verano. Si todo no es tan maravilloso y espectacular como muchos muestran en redes sociales o como se han imaginado, y no sabemos reconducir la situación, la pareja puede verse muy dañada.

Falta de habilidades comunicativas. La falta de habilidad a la hora de comunicarnos y resolver conflictos puede llevar a que la pareja se rompa. Sobre todo en aquellas parejas donde la confianza y la comunicación brillan por su ausencia.

Evitar hablar de los problemas. Muchas parejas dejan pasar los problemas pensando que al no hablar de ellos se evitan discusiones. Pero, nada más lejos de la realidad,  no solucionar día a día los conflictos lo único que hace es agravarlos y crear frustración. Si durante mucho tiempo hemos ahogado nuestras quejas, nuestros deseos y necesidades, probablemente hayamos acumulado rabia en nuestro interior, la cual puede estallar en un momento dado por cualquier insignificancia.

Separaciones

Expectativas personales. En estos casos, suele haber una crisis personal por parte de algún miembro de la pareja. Se produce el colapso en la relación si uno de sus miembros se siente descontento con su vida. Sobre todo, cuando a su alrededor ven a gente mucho más joven con una forma de vida que no tiene nada que ver con la de ellos porque hace mucho que la dejaron atrás, pero sin pensar que en su momento ya la vivieron también.

-Las relaciones de pareja cambian al igual que lo hacen las circunstancias que se viven. Las relaciones evolucionan conforme van pasando los años, llegan lo hijos, el trabajo, los temas económicos, etc. La pasión del principio va apagándose y muchas veces, en vez de evolucionar hacia otro tipo de afecto y de complicidad, esta desaparece.

– Falta de asunción de responsabilidades. Las responsabilidades familiares y personales se multiplican y si no estamos preparados para asumir dichas responsabilidades podemos fracasar en el intento, llevando a la pareja a la ruptura.

CÓMO EVITAR ESTAS SITUACIONES

No debemos dejar que los problemas se enquisten, es importante dedicar un tiempo a analizar qué está fallando y buscar la solución, de esta manera podemos prevenir posibles separaciones o divorcios.

Si esta tarea te resulta difícil, desde Altea Psicólogos podemos a ayudarte a aprender a conocerte mejor, mejorar tu seguridad personal y autoconfianza,  a expresar con asertividad tus pensamientos y ser más resolutivo/a en tu día a día.

Las claves para que una pareja no llegue a separarse o divorciarse después del verano pueden ser las siguientes:

Aceptar a la pareja como es, pensar que va a cambiar es un error. Lo que sí podemos hacer es cambiar dinámicas de pareja. Para ello, podemos hacer es un listado de todo aquello que no nos gusta y ver si es posible trabajar en ello, o bien aceptarlo tal y cómo es, viendo si podemos o no seguir con la relación.

Mantener tu espacio personal. Debemos estar bien con nosotros mismos para poder estarlo con la pareja. Buscar momentos de esparcimiento de forma individual evitan que la pareja se ahogue.

No dejar pasar los problemas. Hay que hablar para solucionarlos día a día, a medida que surjan. Para tal fin podemos hacer un listado de aquellos problemas que nos preocupan y después ponerlos en común con nuestra pareja para plantear posibles soluciones.

No olvidar los pequeños detalles. Debemos seguir cuidando al otro y demostrando que nos importa y que pensamos en él o ella. Los pequeños detalles del día a día son los más importantes y a su vez, los más difíciles de mantener.

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Mantener la pasión es muy importante, por lo que hay que buscar momentos de intimidad. Al mismo tiempo, hay que asumir que la pasión no es la misma conforme pasan los años y es preciso tener la madurez suficiente para adaptarse. Se debe fomentar los momentos íntimos, de conexión, para que la pareja se reencuentre y aparezca el deseo. Primero hace falta mejorar el vínculo y posteriormente  la conexión íntima.

Comunicación emocional y de proyectos. Nos olvidamos de hablar de nosotros, de nuestro proyecto común, de cosas positivas que hacer con el otro. Os animo a poner en una caja aquellos temas interesantes para ambos y buscar un hueco al menos una vez en semana para sacar un papel y hablar relajadamente del tema que salga.

No se debe dejar de lado la comunicación. Comunicarse implica hablar y escuchar activamente. Para conseguirlo hay que usar la empatía (es decir, ponerse en el lugar del otro), la asertividad (decir lo que queremos con respeto pero con firmeza) y la negociación (llegar a acuerdos en los que haya ventajas para ambas partes).

Eliminar el exceso de tecnología. El móvil siempre bloquea la comunicación y a menudo obstaculiza los espacios íntimos. Es importante a dejar el móvil al llegar a casa y también a evitar que sea lo primero y lo último que vemos en nuestro día a día.

Utilizar refuerzos positivos. Es bueno decir lo que nos gusta de la pareja, aquellas cosas que admiramos, si se pone algo que nos gusta, si tiene alguna conducta o actitud que nos enorgullece. ¿Cuándo fue la última vez que dijisteis algo positivo a vuestra pareja?

Te recomendamos la lectura de éste artículo acerca del Trastorno de Angustia.

Mª Ángeles Iáñez Velasco

Psicóloga General Sanitaria

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