En artículos anteriores comentábamos el sustrato en el trastorno obsesivo existente en todos los trastornos que están apareciendo o incrementando durante la pandemia.
Pues bien, en este nuevo artículo vamos a añadir más ingredientes a la ecuación de aquel sustrato en el trastorno obsesivo. Y es que podemos definir una obsesión como un pensamiento automático con las siguientes características:
Es por eso que la pandemia es un caldo de cultivo perfecto para este tipo de pensamientos, ya que en ella podemos llegar a sentirnos muy indefensos e incapaces. Dicho de otro modo, entramos en estado de indefensión, un estado mental en el que consideramos que no hay nada que podamos hacer para paliar o eliminar una situación dolorosa.
Que algo tenga mucha centralidad en nuestra mente, lejos de resolverlo, lo agranda hasta hacerlo extremadamente problemático. Por eso, es nuestra responsabilidad individual darle un aspecto periférico a aquellas cosas que cuando ocupan un lugar central en nuestras vidas nos preocupan en exceso hasta hacerse obsesivas.
Veamos algunas claves para ello:
No estés todo el día consumiendo información sobre la pandemia. La información sólo es útil en la medida en que puede ser digerida. Salvando las diferencias, sería como el alcohol: hay personas que les sienta bien y otras que no. Si no te puedes permitir consumir información porque te genera un trastorno obsesivo, no lo hagas o no lo hagas en exceso.
No le ofrezcas mucho espacio en tu mente a realidades sobre las que no tienes control alguno. Dicho claramente: no puedes abrir los negocios que se ven afectados, ni puedes solucionar la economía de cada casa, como tampoco puedes resucitar a cuantos se han ido, ni trabajar por cada sanitario que se ve expuesto… Si no puedes actuar sobre ello, mejor no pensar en ello.
No es lo mismo tener tiempo libre que tener tiempo en exceso sin nada que hacer. Donde el primero es un tiempo para disfrutar y descansar, el segundo es perverso porque ocupa la ausencia de actividad con exceso de pensamiento.
La mente sufre horror vacui o miedo al vacío, cuyo máximo exponente lo encontraríamos en el arte Rococó (época Barroca). La mente no está diseñada para estar vacía como el corazón no lo está para dejar latir, por lo que los espacios en blanco van a ser llenados por pensamientos con o sin tu consentimiento. Llenar los vacíos mentales con las cosas de las que venimos hablando (y no con preocupaciones infructuosas y despropositadas) es una buena medicina para las obsesiones.
Salir de casa incluso sin otro objetivo que el de salir. Si te dijeran que mirases el mismo cuadro durante 24 horas seguidas, probablemente su visión acabaría siendo un infierno.
De la misma manera, hacer todo el tiempo lo mismo en casa sin cambiar el contexto mental, genera trastorno obsesivo, por lo que salir y cambiar de actividades alivia (airea) dichos estados mentales.
En la línea de lo anterior, la novedad suele ser una medicina muy poderosa para la mente. Porque aquello que es novedoso capta nuestra atención, hace que ésta salga fuera y no se quede dentro rumiando sobre los mismos pensamientos. Por lo tanto, todo lo que sea aprender o conectar con novedades, es bueno para que tu cerebro “salga fuera”.
Medita. Si sacar la atención fuera ayuda a que ésta no se quede dentro dándole vueltas a una misma idea problemática, meter la atención dentro para dejar la mente en blanco es igual de útil. La neurociencia es la última en demostrar que las prácticas meditativas ayudan sobremanera a calmar el trastorno obsesivo de la mente, entre otros múltiples beneficios.
Ocupa tu espacio interior con cosas que te apasionen. Tienes la biblioteca de Alejandría en tu bolsillo, o lo que es lo mismo, todo el saber del mundo en Internet. Si nos lo propusiéramos, no tendríamos suficiente vida para aprender o interesarnos por todo lo que contiene. Puedes aprovechar todo ese contenido de forma apasionante.
En la medida de lo posible y cumpliendo con las medidas de seguridad pertinentes, relaciónate con otras personas siempre que puedas.
Expresa tus emociones libremente: si tienes que llorar llora, no tiene por qué ser un llanto desconsolado, a veces puede ser un llanto calmado, pausado, parsimonioso… Esa lágrima que cae mientras haces cualquier otra cosas tan mundana como conducir o una tarea del hogar. Esas lágrimas cuyo objetivo es descongestionar la mente para aliviarla del tratorno obsesivo.
Y para concluir un último consejo: que tu atención pase demasiado tiempo dentro sin un objetivo concreto (pensando por pensar), es la génesis de todo trastorno obsesivo. Saca tu atención de ti y de lo preocupante, pues no todo el mundo se puede permitir el lujo de mirar constantemente lo problemático. Si eres una de esas personas, saca tu mente de ahí y llévala fuera, a otro sitio, a cosas que te apasionen, que te diviertan, que te relajen, que te interesen, que te ayuden a relacionarte, que te tranquilicen, que te alivien…