La comunicación con su hijo adolescente

Adolescentes jóvenes (12 a 14 años) 

Decía George Bernard Shaw que la juventud es una enfermedad que se cura con los años. No estamos de acuerdo. O sí, pero sólo en parte. Creemos que Shaw se refería tan elocuentemente a las turbulencias típicas de la etapa. 

Y es que por todos es sabido que ser adolescente no es fácil. Tratar con uno mucho menos.

Pero ¿qué es la adolescencia exactamente?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adolescencia es la etapa que va de los diez a los diecinueve años, subdividida en dos fases: adolescencia temprana (de diez a catorce años) y adolescencia tardía (de quince a diecinueve años). 

Evidentemente estos datos hay que tratarlos como lo que son, un convencionalismo para intentar categorizar un asunto que por lo demás es sumamente complejo y ambiguo. 

Atendiendo a esa complejidad, nos gusta definir la adolescencia como esa etapa que la vida nos brinda para transformarnos en las personas que realmente queremos ser. 

Y es que perdemos de vista que hasta que nos transformamos en seres humanos en plenitud, pasamos por varias “etapas bisagra” o etapas de transición, como lo haría un insecto o una medusa, desde su versión más primaria hasta su plenitud adulta. Lo que pasa es que en estos casos dichas etapas están marcadas por hitos muy bien definidos y visibles, ya que funcionan a través de metamorfosis (como el paso de gusano a mariposa) y no de crecimiento paulatino como en el caso de los mamíferos y otros seres vivos. 

Bien, pues la adolescencia sería una etapa transitoria de este tipo. Estas etapas transitorias no sólo suceden en la adolescencia. Ocurre una del paso del bebé al niño (0-2 años), del niño al preadolescente (3-10), del preadolescente al adolescente (10-14), del adolescente al adulto joven (15-19) y finalmente del adulto joven al adulto maduro (19 en adelante). Pues bien, si la vida fuera un viaje en avión, cada una de estas transiciones serían como turbulencias en algún punto del viaje. Después, también hay otras etapas transitorias definidas popularmente como las crisis de los 40, los 50…, es la etapa de la madurez. Y finalmente viene la ancianidad o senectud. Pero, a diferencia de las etapas anteriores, las etapas transitorias instaladas en la madurez ya no incurren en tantas “turbulencias”. Digamos que el cuerpo y la mente “ensanchan” sin tanta virulencia como desde el nacimiento hasta la adultez joven. 

Y aquí está el punto: de todas las etapas de transición, la adolescencia es la que ha acumulado mayor fama por ser (aparentemente) las más beligerante de todas. 

Y es que tenemos que entender que en la adolescencia ocurren muchas cosas incómodas e incluso dolorosas (emocional e incluso físicamente) dentro de un ser humano: 

  • Muda radical de los esquemas mentales de la infancia. 
  • Cambio de gustos y aficiones.  
  • Transformación social y cambio de amistades. 
  • Comprensión (a veces muy dolorosa) de las implicaciones de la vida que hasta entonces podían pasar desapercibidas. 
  • Transición del pensamiento mágico al pensamiento realista. 
  • Aparición de los primeros grandes desengaños. 
  • Definición de la identidad propia. 
  • Adquisición de dinámicas internas individuales que no siempre están ajustadas al grupo de referencia o a la familia nuclear. 
  • Aparición de sentimientos fuertes como el amor, la lealtad, la amistad, la culpabilidad, la vergüenza, etc. 
  • Necesidad de reivindicarnos en el mundo como entes independientes de nuestros padres. 
  • Cambios hormonales, físicos y emocionales radicales. 
  • Falsa creencia de que ya hemos alcanzado la madurez plena, de que lo sabemos todo. Como consecuencia, tendencia a rechazar lo anterior (propio o ajeno).  
  • Necesidad de demostrar, de alcanzar, de llegar, de SER. 
  • Afrontamiento de situaciones sumamente complejas que en la infancia alguna persona adulta asumía por nosotros. 
  • Falta de comprensión sobre uno/a mismo/a. 
  • Carencia de habilidades y de modelos de comprensión en ese espacio vital entre que soltamos la infancia y nos instalamos en la adolescencia. 

Y un largo etcétera de casuísticas que solemos olvidar una vez hemos entrado en la adultez. Es por eso que, olvidadas por completo aquellas circunstancias, perdemos la habilidad para relacionarnos con la infancia y la adolescencia, aun habiendo sido niños y adolescentes tal vez no hace tanto tiempo. 

El lenguaje de los jóvenes 

Una de las cosas que se nos olvida es cómo el lenguaje de los adolescentes es palmariamente diferente al de los adultos. Esto es una forma de reivindicación sobre el mundo: “hablo diferente porque soy diferente”.

Así, veamos algunas de las expresiones más utilizadas por los adolescentes actuales, una especie de diccionario adolescente para entender a tu hijo/a

  • Puto lo que sea: es usada a modo de prefijo para indicar gravedad, hastío o grandilocuencia sobre lo que se quiere decir. “Es que de verdad, mis padres son lo putopeor”. “¡Sólo era un putocomentario!”. Una viral de estos tiempos: “…por putodefender España”.  
  • MDLR: es un acrónimo que significa “Mec de la rue” (chico de la calle), una expresión popularizada por el rapero francés Morad. Parece que el término actualmente es el sustitutivo del antiguo cani o el más antiguo aún “bacala”, que apelaba a la famosa “ruta del bacalao” en los años 90 del siglo pasado. 
  • NPC: término extraído del mundo gamer (videojuegos). Es un acrónimo de Non Playable Character (personaje no jugable). Apela a los personajes que en un videojuego son figurantes, por lo que el jugador no puede manejarlos. Los adolescentes usan este término para referirse a personas que no tienen opinión propia, no piensan por sí mismas o su comportamiento es muy predecible. 
  • POV: es el acrónimo inglés de point of view (punto de vista). Se usa sobre todo en redes para apelar a un punto de vista propio cuando se quiere describir una situación vivida en primera persona. “POV: en la cola desesperado porque el de delante está discutiendo con el del mostrador”. Y tal vez añades una foto o un vídeo de la situación. 
  • Stalkear: del inglés stalk (acosar), significa cotillear los perfiles de otras personas en redes sociales. “Se pasa el día stalkeando a su crush”. “Stalkear es normal. Todo el mundo lo hace”
  • Crush: amor platónico, con connotación de inalcanzable. Esa persona en la que no puedes parar de pensar porque te sientes enteramente enamorado/a de ella, pero que no es accesible para ti por la razón que sea.  
  • Shippear: casi, casi es como el antiguo trabajo de la celestina. Del inglés ‘relationship’ (relación), shippear es, básicamente, el deseo o preferencia porque dos personas, en general personajes de ficción, tengan una relación. Viendo la popular serie Juego de Tronos: “Estoy todo el rato shippeando a Jon Nieve y Daenerys Targarien”. 
  • Estar chetado: se refiere a alguien que tiene una considerable ventaja con respecto a los demás en algo. “Este equipo viene muy chetado a la competición”. También puede referirse a tener un cuerpo muy definido, de gimnasio. “Está muy chetado”. En este caso sería como la antigua expresión “petado/a”
  • Lit: sinónimo de literal. Se usa cuando quieres remarcar que algo que acabas de decir es tal cual o cuando estás absolutamente de acuerdo con alguien: “Estoy harta de las clases lit”.
  • Ser boque: de la expresión ser boquerón. Quiere decir que todavía no te has besado (“enrollado”) con nadie. 
  • Cayetano/a: pijo/a. 
  • Las jennys: las chonis. 
  • Piquete: sinónimo de Flow. Ambos términos se usan para referirse a algo que está muy bien o a alguien que viste muy bien. “Tío, hoy tienes todo el flow”. “El piquete de mi novia” (lo guapa que es). 
  • Niño rata: jóvenes cuya principal afición es jugar a videojuegos, navegar por internet, etc. Y también tener una actitud evidentemente molesta hacia otros usuarios, sobre todo jugando a videojuegos. 
  • Vibes: es como sinónimo de “vibra”. “Esto no me da buenas vibes”. “Tío, aléjate de ese, me da malas vibes”. 
  • Red flag: en español bandera roja. Sirve para indicar que una actitud, palabras o acciones de otra persona no son nada adecuadas. “Le tuve que decir red flag porque yo por ahí no paso”
  • Padrear: se usa cuando alguien ha hecho algo que despierta la admiración de todos. “Cómo ha padreado Nadal en el partido de hoy”. También se usa cuando quieres señalar una actitud o comportamiento como “viejo”, de la generación anterior. “Pfff qué vergüenza, mi hermano mayor está padreando”.
  • Dar cringe: es un sinónimo de otra expresión: lache. Indica pena o vergüenza ajena. “Cuando haces eso das cringe”. “Me da mucha lache preguntar en clase”. 
  • Beef: indirecta que se tiran dos personas públicamente. “Has oído el beef que le lanzó Shakira a Piqué en su canción”
  • Random: aleatorio, azaroso. “- ¿Qué haces?”. “- Aquí, viendo un vídeo random”. 
  • Periodt: como decir “punto” al final de una frase. Se usa en frases que no quieres que sean rebatidas. “Esto es así periodt”. Algunas personas opinan que añadirle la te al final es para darle más énfasis a la palabra. 

¿Qué hacer con los adolescentes rebeldes? 7 consejos para los padres 

  1. Identifica si le está pasando algo malo que desconoces, ya que la rebeldía en jóvenes frecuentemente suele esconder procesos emocionales más profundos. 
  2. No te dejes llevar por su tono emocional. Lidéralo desde el tono emocional (palabras, acciones, actitud, etc.) que te gustaría ver en él/ella. 
  3. Comprende las particularidades y los pormenores de la etapa en la que está para poder liderarlo bien.
  4. Entiende que cada cosa que hagas con un hijo/a, sólo representa el 1% del total. Dicho de otro modo: asume que lo vas a tener que repetir muchas veces y debes hacerlo desde la calma, sensatez y toda la racionalidad posible, asumiendo desde tu adultez que el vaso de la educación se llena gotita a gotita. 
  5. Habla mucho con él/ella de forma asertiva. Ayúdale a comprender el malestar que genera en casa con esta o aquella conducta y el bienestar que el genera con esta o aquella. 
  6. Nunca enuncies castigos o consecuencias que no vayan a ser cumplidos o vayan a ser violados más adelante. Esto resta autoridad. Lo que se dice, se cumple, por lo que, de enunciar una amenaza, esta debe ser razonable y proporcionada para que pueda ser llevada a cabo. 
  7. La autoridad es como el dinero, no debe ser gastada en pequeñas cosas (debe ser ahorrada) porque luego no queda para lo importante. En este sentido, guarda la necesidad de señalar, reprender o educar comportamientos concretos para los que de verdad merezcan la pena y aléjate de las pequeñas cosas que, en realidad, carecen de importancia: comer de esta o aquella manera, poner los pies en el sofá o no ponerlos, cambiar el rollo de papel del baño o no cambiarlo… 
  8. Bonus track: casi nadie es rebelde eternamente, por lo que entiende esto como una etapa nada más que se puede soportar con mano izquierda, inteligencia, estrategia y superioridad intelectual. 
  9. Bonus track bis: un/a niño/a y un/a joven es lo que tú le ayudes a creer que es. En este sentido, la atención que le prestamos a los adolescentes genera identidad. Decide a qué hijo/a le prestas atención: si al “malo” o al bueno. Su identidad depende ello. 

¿Cómo comunicarse con su adolescente de entre 13 y 18 años? Decálogo para la comunicación con un adolescente.

  1. Nunca le hables como él/ella te habla. Háblale como quieres que te hable. 
  2. No se tienen conversaciones largas en torno a temas irracionales o en los que sólo busca llevar razón. En estos casos, no debemos orbitar en torno a la inmadurez o puerilidad. 
  3. Cuando se ponga excesivamente cabezón/a, utiliza la condescendencia para zanjar el asunto: “que sí, que muy bien, si tú lo ves así pues ya está”
  4. No intentes razonar con él/ella cuestiones de las que está muy convencido/a porque probablemente no de su brazo a torcer. 
  5. No intentes convencer a un/a adolescente de algo contrario a lo que piensa, porque lo vas a encallar más en ese punto de vista. Simplemente dale tu opinión sobre las cosas muy convincentemente. 
  6. Se siempre asertivo/a con él/ella. 
  7. Utiliza el humor siempre que se pueda para quitar hierro a un asunto o banalizarlo, de esa manera reducirás conflictividad sobre ello. 
  8. Intenta comprender el lenguaje que utiliza con sus amigos/as, no para usarlo tú (eso queda muy boomer, muy viejo), sino para que tu hijo/a vez que te modernizas con los tiempos. 
  9. Utiliza cualquier situación de fondo para sacarle temas que te preocupen o inquieten. Por ejemplo: usa noticias de la tele para hablar de drogas, o algo que hayas leído o escuchado por ahí para hablar de sexo. El/la adolescente se mostrará más predispuesto/a a hablar de ello si no se trata directamente de él/ella. Además, de esa manera te aportará mucha más información sobre su idiosincrasia sobre ese asunto. En este sentido, te puede ayudar mucho asomarte a sus series, músicas, tendencias del momento, etc. 
  10. Se siempre justo/a, equitativo/a y proporcionado/a a la hora de impartir disciplina. Eso te ayudará a amortizar mejor tu autoridad en los momentos importantes. 

¿Cómo comunicarse mejor con un hijo adolescente? 7 consejos para hablar con un hijo adolescente 

Debemos asumir que la adolescencia está más cerca de la infancia que de la adultez. Un adolescente puede tener atisbos de madurez en momentos dados y sobre temas concretos, pero no se debe perder de vista que esto en ningún caso y probablemente va a definir enteramente su personalidad actual. Un adolescente es inmaduro porque le toca ser inmaduro. Bien, sin perder de vista esto, veamos siete consejos para hablar con un hijo/a adolescente: 

  1. Asumir que tal vez su personalidad sea diferente a la tuya. Quiere decir que se está convirtiendo en una persona cuyo “estar” en la vida tal vez responda a formas de pensar, sentir y actuar diferentes a las del padre y la madre. 
  2. Un padre y una madre no pueden permitirse el lujo de que un hijo/a le caiga mal. Eso puede pasar con compañeros de trabajo, jefes, amistades, incluso con familia extensiva: Pero no con los hijos. 
  3. Siendo así, hay que trabajar para sintonizar siempre con ellos. Para simplificarlo, sintonizar (o acompasar) significa que si yo soy un cuadrado y mi hijo es un triángulo, debo relacionarme con él desde sus tres lados y no desde mis cuatro. 
  4. Por lo tanto, interésate por lo que a él/ella le interesa para sintonizar, acompasarte con su forma de estar en el mundo. 
  5. Reserva tu autoridad para las cosas realmente importantes. En casa debe de haber pocas normas y todas fácilmente asumibles, para de esa manera aumentar la probabilidad de acierto del joven a la hora de cumplirlas. 
  6. Lidera el tono de las conversaciones desde una comunicación madura, equilibrada, estable, seria, firme; y también comprensiva, empática. Escucha a tu hijo/a como si tuviera razón y lidera la conversación desde ahí. 
  7. Cuando no estés de acuerdo con algo, utiliza la curiosidad como estrategia: “¿Entonces tú crees que…?”, “¿Sí? ¿Puede ser que eso sea como dices?”, “Hombre, la verdad es que visto así…”. “¿A ver? Explícame mejor eso”. 

¿Qué hacer cuando tu hijo adolescente te habla mal? ¿Qué hago si mi hijo adolescente me falta el respeto? 

Sepárate de esa experiencia. No te está hablando mal a ti, sino que siente un malestar (el que sea) en su interior y esta vez estás tú por medio. Lidera el tono conversacional desde la asertividad con frases como: “Yo no te estoy hablando mal a ti”, “Yo no estoy gritando”, “¿Crees que ese es el mejor tono para pedir algo?”, “No atiendo a ese tipo de tonos”, “Debes hablar en un tono más respetuoso, como yo a ti, si quieres que te atienda”. 

¿Cómo puedo hablar con mis padres siendo una adolescente? 

Si quieres hablar con tus padres siendo una adolescente, lo primero es entender que no puedes hablar con ellos como hablas con tus amistades. La comunicación entre iguales se da de una manera, con unas expresiones propias, tonos de voz, palabras soeces, etc., y la comunicación con padres, profesores y demás debe ser de otra: más respetuosa, como más formal. 

Por otro lado, no debes pretender que siempre te comprendan o apoyen todo lo que piensas, sientes y haces. Sus esquemas mentales pertenecen a otra generación, con lo que habrá algunas cosas de tu generación que entiendan entre poco y nada. 

Tu labor a la hora de expresarte con tus padres no debe ser convencerlos de cosas (observa que en el verbo convencer aparece la palabra vencer, con lo que nos predispone a la lucha), sino expresarte. Si tu objetivo cuando hablas con tus padres es convencerles de cosas, muy fácilmente eso va a terminar en frustración para ti. Pero si tu objetivo es expresarte, entonces siempre vas a tener éxito, independientemente de que convenzas o no. 

Muéstrate siempre respetuosa/a con tu padre y madre, ya que no son colegas ni compañeros de clase. Recuerda que la comunicación con ellos y otras figuras de autoridad debe ser más respetuosa que tus amigos/as.

Cumple con tus responsabilidades y normas de casa (como ellos cumplen con las suyas) y entonces existirá un contexto de confianza y respeto mutuo en el que la comunicación se vuelve mucho más fluida y permitida. En un contexto de por sí conflictivo es muy difícil comunicarse, por lo que el hecho de que exista un ambiente de bienestar ayuda mucho a que puedas comunicarte con tus padres. Y ese contexto de bienestar te pertenece a ti (y a tus hermanos/as si los/as tienes) en un 50%. 😉

Hay muchas maneras de comunicarse. Una de ellas es el afecto. Dale muestras de afecto a tus padres y verás cómo el resto de comunicación es más fácil

Por último, cuando quieras comunicar algo importante, elige momentos en los que no estén estresados, cansados o enfadados entre ellos. Así, la probabilidad de que te escuchen aumenta significativamente. 

¿Debería preocuparme que mi hijo adolescente hable solo? 

No. Hablar solo/a en muchas ocasiones es una estrategia que sirve para ordenar pensamientos y descongestionar estados internos al poner fuera lo que de otra manera genera mucho malestar dentro. 

No obstante, si el hablar solo viene acompañado de otros síntomas como: sentir o ver cosas extrañas, ideaciones que están muy fuera de la realidad, comportamientos extraños, etc., tal vez se trate de un trastorno, en cuyo caso tendría que ponerse en manos de un profesional.

Mi hijo adolescente no quiere estudiar ni trabajar, ¿qué hago? 

Las variables por las que un chico o chica joven no quieren hacer nada productivo con su vida pueden ser múltiples: estar pasando por una etapa psicológicamente complicada, no saber qué les gusta, sentir un bloqueo vital, haber experimentado varios fracasos académicos seguidos, etc. 

Es menester que a esta circunstancia no se le ofrezca mucho espacio y tiempo a la hora de buscarle solución, porque una situación de parón prolongado puede incurrir en estados psicológicos complejos como depresión, ansiedad, cambio de ciclos circadianos, adicciones, etc. 

Un tiempo de parón hasta decidir qué hacer con su vida puede ser relativamente normal, pero si el parón se extiende más de lo razonable, debería poner en caso en manos de profesionales que puedan orientar al/la joven hacia su futuro y, en caso de estar pasando por un escollo psicológico, trabajar por resolverlo. 

¿Cómo es la mejor forma de aconsejar a tu hijo adolescente? 

El adolescente, por definición, tiende a desechar o rechazar cualquier consejo que venga de sus padres. Por lo tanto, no hay que perder de vista que aconsejar a un adolescente es un trabajo de fondo que no siempre depende de una sola conversación. A veces es cuestión de tener el tema sobre el que se quiere aconsejar de fondo, para aprovechar cualquier oportunidad que ofrezca la vida para sacarlo a colación: una noticia en la tele, un post de redes sociales, la lectura de algo… De esta manera no se aconseja directamente, sino que de manera indirecta se saca el tema sobre el que queremos incidir, asumiendo que en cada una de esas conversaciones podemos meter alguna cuña en la dirección que queremos lograr con el adolescente. 

No obstante, cuando el consejo es directo, se aconseja que sea más en clave de aprendizaje y confianza que en clave de imposición

Por ejemplo: no es lo mismo decir “yo no haría eso porque…” que [“¿Tú qué piensas? (escuchamos). Entiendo… (conversamos) Lo que yo pienso sobre este asunto es… (Opinamos y/o aconsejamos). Sea como sea, sé que sabrás tomar la decisión adecuada (confiamos)]. 

En el segundo caso no aconsejamos directamente, sino que elaboramos una (o varias como ha sido dicho) conversaciones en torno a al tema para generar un aprendizaje interno en el joven. 

¿Cómo hago para que mi hijo adolescente se abra conmigo? 

Hay que cultivar los espacios de confianza y respeto. Esto es, un adolescente nunca se abrirá con sus padres si cree que le va a caer bronca o que su opinión no será validada o aceptada. Es por eso por lo que los hijos deben tener en casa un espacio donde se sienta comprendidos, atendidos y respetados, incluso cuando lo que dicen, piensan y sienten lo consideramos pueril o inmaduro. Eso da igual, desde nuestra superioridad intelectual y moral podemos recoger la idiosincrasia del joven sin ridiculizarle ni desacreditarle. Es importante que ellos/as sientan que el hogar es un espacio seguro donde experimentar su sentir, pensar y actuar en la vida, que es un campo de pruebas seguro y confiable. Es de esta manera cuando se permiten expresar abiertamente todo lo que tienen en su interior. 

También es importante que no criminalicemos en exceso sus errores. Cuando un/a niño/a o adolescente comete algún error, es importante que sienta que sigue teniendo un sitio en el clan, en el núcleo familiar. Si sólo son validados o aceptados en sus aciertos (pero no en sus errores), entonces cuando tengan algo complicado que compartir no lo harán porque no se sentirán seguros/as para ello. 

¿Qué juegos puedes practicar con tus hijos adolescentes? 

Dependiendo la edad que tenga el niño/a o joven se pueden usar unos juegos u otros. En general, cualquier juego de mesa puede generar momentos en familia sanos y nutritivos. En la propia caja del juego suele poner la edad y el número de jugadores recomendados. Además, en las jugueterías te asesorarán muy bien sobre estos y otros temas: según edad, temáticas, intereses, etc. 

Algunos juegos que suelen gustar mucho a los adolescentes y que tienen una jugabilidad muy divertida pueden ser: Jungle Speed, Dobble, Speed Cups, UNO, Rummikub, Los Colonos de Catán, Carcassonne, Risk, Cluedo, Código Secreto… Actualmente, existen (literalmente) cientos de juegos de mesas disponibles en el mercado, desde los más clásicos hasta los de creación reciente. 

¿Cómo hablar con su hijo adolescente sin discutir? 

Como adultos no debemos perder de vista que siempre debemos liderar la conversación desde el sosiego y la asertividad. No debemos nunca dejarnos llevar por un tono agresivo o impositivo por parte del adolescente. Tampoco debemos entrar en provocaciones o conversaciones circulares en las que sólo buscan llevarse la razón. Cuando detectemos algo de eso en un adolescente, debemos llevar el tono de la conversación hacia el tono y el contenido que queremos lograr como adultos en lugar de dejarnos llevar por el tono y el contenido del adolescente. A veces también se hace recomendable claudicar de una conversación entendiendo que no lleva a ningún sitio. 

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