Muchos poetas han llegado a parecernos unos tristes principiantes cuando hemos compartido un estado de amor profundo y sincero. Y no es para menos –ni queremos denostar la poesía-, el amor produce tales beneficios en la mente y el cuerpo que está considerado una de las más efectivas terapias que el ser humano tiene, para sí mismo, de forma natural.
Esta semana, previendo que se acerca el día se San Valentín, nos gustaría desvincularlos de sus matices superficiales y consumistas para centrarnos en la parte que ensalza las virtudes humanas, ya que dedicar un día al amor incondicional no deja de ser una excusa perfecta para dar a nuestro ser completo un respiro de aquellos pequeños males que nos persiguen (necesariamente) durante nuestro día a día.
Y es que el amor, no sólo mueve montañas, si no que altera nuestra salud física y psíquica de una forma tan beneficiosa que es importante, para mejorar nuestra vida, ser consciente de que aquellas personas que aman intensamente son mucho más felices (no sólo una vez en febrero). Pero, ¿qué es el amor?
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias.
Sin embargo, todos y cada uno de nosotros ya tenemos un concepto muy claro de qué es el amor y como lo enfocamos. Amar es un acto propio tanto del ser humano en general como intrínsecamente personal. Si bien es cierto, a todos nos produce las mismas reacciones en el cuerpo y en la mente.
Los vínculos con la pareja, amigos y familiares mejoran la presión arterial, lo que ayuda a reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión, factores psicológicos de riesgo cardiovascular.
Tal y como lo vemos nosotros, merece la pena celebrar que estamos enamorados.