En un artículo publicado por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (con fecha 13/10/2020) nos informan de los siguientes datos con respecto a la salud mental durante la pandemia: “[…] repuntes en lo que respecta a sintomatología ansiosa tanto en mujeres como en hombres (28%/9.5%), principalmente en forma de alteraciones del sueño (30%/13.3%), preocupación o anticipaciones catastrofistas (34.7%/15.2%) y desesperanza (29.3/15.6%). […] Siendo un potente caldo de cultivo para desarrollar sintomatología depresiva en todas sus áreas (29.7/9.9%). […] Todo lo anterior desemboca después, con el inicio del desconfinamiento, en una nueva e imposibilitante sintomatología recogida bajo la etiqueta ”El Síndrome de la Cabaña”.
Recogiendo esta última etiqueta (la cual tiene mucho de trastornos obsesivos), encontramos que sus síntomas más significativos son:
Pero dicha sintomatología, aparentemente establecida en la ansiedad, tiene un sustrato común en los trastornos obsesivos. Dicho de otro modo, las obsesiones son el aspecto nuclear en todo el resto de sintomatología que venimos comentando. Por lo que llegados a este punto cabe definir qué es una obsesión.
Según la clasificación diagnóstica DSM-V, una obsesión se define en los siguientes términos: <<Pensamientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten constantemente. Estos pensamientos, impulsos o imágenes mentales son indeseados y causan mucha ansiedad o estrés>>. Y añade: <<La persona que tiene estos pensamientos, impulsos o imágenes mentales trata de ignorarlos o de hacer que desaparezcan>>.
Como vemos, el componente de ansiedad o estrés es inherente a la propia definición de obsesión. Por eso, los profesionales de la salud mental sabemos que detrás de casi todo trastorno psicológico (especialmente los que incluyen un componente de ansiedad y estado de ánimo alterado) existe un sustrato que tiene que ver con los trastornos obsesivos.
Siendo así, en la observancia de las decenas de pacientes que pasan por nuestra consulta diariamente, consideramos que del hecho de que las personas se obsesionen más ahora (en pandemia) que antes, se da por las siguientes variables:
Sobreinformación: consumir un exceso de información sobre la pandemia genera sensación de incontrolabilidad, uno de los peores estados psicológicos a los que puede enfrentarse una persona, porque genera indefensión (creer que no hay nada que puedas hacer para cambiar la situación).
Pensar mucho en el futuro: genera sensación de incertidumbre constante, lo que también te instala en la indefensión. Simplificando mucho, la ansiedad es la enfermedad de pensar demasiado en el futuro, una dimensión espacio-temporal por definición inexistente y, por lo tanto, fuera de nuestro rango de actuación (o control).
Exceso de tiempo liberado: que no es lo mismo que tener tiempo libre. El tiempo libre es un espacio susceptible de ser llenado con el descanso, la distensión o la diversión de cosas deseables. Sin embargo, tener demasiado tiempo libre puede pervertir dicho espacio. Mal gestionado puede saturarlo de pensamientos y acciones innecesarias, normalmente negativas, incluso autodestructivas.
Reducción de actividades socio-afectivas: no sólo en tanto al contacto social, sino también en cuanto a actividades deportivas, culturales, aficiones… Somos seres sociales, necesitamos relacionarnos con la sociedad en la que vivimos, por lo que no hacerlo a la larga causa malestar.
Vivir en clausura: generalmente, al cerebro le sienta muy mal tener acceso a contextos reducidos. Dicho de otro modo, ver todo el rato lo mismo aburre y hastía. Intenta mirar el mismo cuadro durante una hora seguida. Probablemente a los dos minutos ya te hayas aburrido y tu mente quiera pasar a otra cosa. Si te obligaran a permanecer ahí una hora, con la mirada fija, acabarías sintiendo mucha incomodidad. Lo mismo pasa con salir muy poco de casa.
Intromisión: estar con uno mismo puede ser peligroso si no sabemos llenar el espacio interior con cosas interesantes. La dimensión interior tiende al infinito, por lo que si dicha infinitud no la llenamos con cosas útiles, apasionantes, divertidas, interesantes…, y sí con cosas preocupantes, lo que preocupa acabará preocupando tanto que la mente pensará que es real. No te pasa, pero tantas vueltas le das que es como si te pasara, ergo sufres en la misma proporción.
Y muy importante: No olvides que todo, tarde o temprano, terminará pasando. Esto no va a ser infinito. ¡Ánimo!
Psicólogos Granada
Muy interesante! Efectivamente, hemos estado viviendo encerrados durante mucho tiempo y desconocemos los peligros actuales que hay en la calle. Cuando no conocemos algo, nos asustamos, pero tenemos que ser fuertes y afrontar esos miedos para superarlos.
altea
Efectivamente, debemos aprender a vivir con lo que tenemos, o dicho de otro modo: bailar con la canción que suena. Afrontar es la clave para superar. Gracias por tu comentario.