FOBIA ESCOLAR EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Ansiedad, Bullying, Miedos y fobias / 01.06.2021
La fobia escolar es consecuencia de un miedo irracional a algún aspecto relacionado con la situación escolar.
La fobia escolar es consecuencia de un miedo irracional a algún aspecto relacionado con la situación escolar.

La fobia escolar o rechazo escolar es en la incapacidad total o parcial del niño/a de acudir al colegio como consecuencia de un miedo irracional a algún aspecto relacionado con la situación escolar. Dicha alteración no se incluye como categoría diagnóstica como tal en los manuales de clasificación diagnóstica actuales (DSM V, CIE-10), sino que se encontraría reflejada dentro de la categoría de las fobias específicas (tipo situacional).

La asistencia a la escuela produce en el niño/a una ansiedad anticipatoria, que le lleva a evitar el ámbito escolar. Los síntomas suelen  presentarse justo antes de tener que salir hacia la escuela o la noche anterior, incrementándose a medida que se acerca el momento de enfrentarse a la escuela. La ansiedad experimentada puede acompañarse de una gran variedad de síntomas neurovegetativos como náuseas, cefaleas, vómitos, temblores, etc. Estos síntomas a su vez cumplen una función de “excusa” para no asistir a la escuela, permaneciendo en casa debido a su malestar físico

¿Cómo se mantiene la fobia escolar?

La fobia escolar se mantiene por un reforzamiento negativo con respecto a la escuela, si el niño/a no asiste al colegio evita exponerse a esa situación que le produce ansiedad y malestar. Y por otro lado, por un reforzamiento positivo al quedarse en casa, ya que el niño/a se siente protegido y su ansiedad desaparece. Todo esto unido a los beneficios que supone quedarse en casa como son la atención de los padres por todo lo que está ocurriendo.

Desde la perspectiva del condicionamiento operante podemos afirmar que la conducta de los padres tiene una gran relevancia en el desarrollo de la fobia escolar: permitir que el niño se quede en casa actúa como reforzador de su miedo a ir al colegio. En este sentido, la sobreprotección y la ansiedad paternas son consideradas variables muy importantes.

Factores precipitantes de la fobia escolar

Ese temor irracional a ir al colegio se asocia a factores precipitantes de carácter psicosocial. Muchos de ellos se relacionan con la vida académica, como los cambios de colegio, el repetir curso, el fracaso académico, la falta de habilidades sociales, mala experiencia observada o contada por otras personas, la fobia social y el abuso escolar o bullying. Otras veces se trata de un temor más inespecífico relacionado con hacer el ridículo, ser criticado o rechazo.

Este miedo irracional también aparece con frecuencia en niños/as que han perdido recientemente a un ser querido, niños/as cuyos padres se han separado o han sufrido una enfermedad que les ha hecho ausentarse del colegio durante un tiempo prolongado. Los largos periodos estivales repercuten negativamente en la fobia escolar.

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La fobia escolar produce en gran sufrimiento en los niños y niñas

El refuerzo por parte de la familia está directamente relacionado con la fobia escolar. Aparece cuando al niño7a se le presta más atención en los momentos que muestra miedo o se queda en casa que cuando no lo hace. Así, el mantenimiento de la fobia le permite obtener ganancias muy positivas para ellos. Igualmente los rasgos de personalidad del niño/a también influyen directamente en el mismo.

El absentismo escolar es sin duda el principal problema en relación con la fobia escolar. Los alumnos que padecen el trastorno evitarán acudir a la escuela todo lo posible, lo que conlleva tener continuas faltas de asistencia y un mal seguimiento de los contenidos trabajados en el aula. Perdiendo así el ritmo del curso y la relación con sus compañeros/as.

Además, en las situaciones en las que el alumno se halle en la escuela, su malestar tanto a nivel físico como cognitivo no le permitirá centrarse de manera adecuada en las tareas, lo cual interfiere en un escaso rendimiento académico.

¿Qué pueden hacer los padres?

La actitud de los padres es fundamental a la hora de detectar y abordar la fobia escolar, siendo esencial la actitud conjunta en ambos. Si se hace cumplir la regla de la asistencia diaria a la escuela, el problema de la fobia escolar mejorará en forma notable en una o dos semanas. En cambio, si no le exige a su hijo que asista diariamente a la escuela, los síntomas físicos y el deseo de quedarse en casa se volverán más frecuentes. Cuanto más tiempo pase su hijo en casa, tanto más difícil le resultará volver a la escuela.

Los padres deben ser comprensivos ante el sufrimiento de sus hijos
Los padres deben ser comprensivos ante el sufrimiento de sus hijos

La asistencia diaria a la escuela hará que casi todos los síntomas físicos del niño mejoren. Los síntomas se volverán menos intensos y se presentarán con menor frecuencia y el niño volverá a disfrutar de la escuela. Los padres deben ser firmes las mañanas de los días de escuela, sin embargo, una actitud rígida e impositiva al respecto puede sensibilizar aún más al menor. Hay que mostrar una actitud comprensiva y de aceptación respecto al malestar del niño, pero de “no aprobación” de su comportamiento de evitación de ir a clase.

Cuando el niño/a se levante para ir al colegio no es conveniente preguntarle cómo se siente, porque esto lo estimulará a quejarse. Si se queja de síntomas físicos, y son síntomas que ya ha mostrado en otras ocasiones, hay que quitarle importancia y enviarlo al colegio. Ante la duda de poder estar realmente enfermo/a lo adecuado es coger una cita con su médico para determinar la causa de la enfermedad del niño/a. Si el niño/a está bien debe de ir a clase aunque llegue tarde. Puede ser que el niño/a llore, grite o monte una pataleta, ante la idea de ir a la escuela. En ese caso, después de hablar con él sobre sus temores, se le debe llevar.

El acercamiento al Centro Educativo

Hay que establecer un acercamiento gradual al centro, de esta forma se irán desensibilizando los estímulos fóbicos, (colegio, clase, compañeros, profesor…), se le proporciona al niño información de cómo va superando su miedo y se le reforzará positivamente por ello, de esta forma se acelera el proceso de extinción de la conducta fóbica, facilitando así la pronta incorporación al colegio.

Los padres deben de animar al  niño/a a pasar más tiempo fuera de casa con niños/as de su edad. Así, adquirirá mayor seguridad y habilidades sociales para relacionarse con sus compañeros de clase. Pueden invitar a los amigos de su hijo a salir con su familia o a pasar la noche en su casa, compartir fines de semana juntos, etc. Alentar a su hijo/a a hacer deporte es fundamental, sobre todo, los deportes grupales.

Acudir a profesionales especializados en psicología infantil puede resultar de gran ayuda.

¿Qué se puede hacer desde el colegio?

La actitud de los docentes ante la fobia escolar es sumamente importante. Tanto el  profesorado como el resto de componentes del equipo educativo debe ser tolerante, comprensivo y firme respecto a la importancia de acudir al colegio todos los días. El colegio debe de colaborar y facilitar en la medida de lo posible las cosas al alumno con esta problemática.

Si la fobia escolar radica en algún aspecto que provenga del colegio, éste deberá abordarlo de forma inmediata con el fin de poder facilitar el bienestar del alumno en su aula.

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Es esencial la actitud del Equipo Educativo del Centro

Los profesores deben reforzar positivamente la conducta del niño/a de acudir a clase. Por tanto, hay que elogiar sus logros y avances en este terreno de una forma sutil, para que no se sienta distinto a sus compañeros. No hay que preguntarle al niño/a por su motivo de no asistencia al colegio. En muchas ocasiones ese tipo de preguntas son disparadores de su ansiedad e interfieren en la intervención.

Por último, es esencial que el niño/a sepa que cuenta con una serie de recursos en el colegio. El despacho del orientador/a, puede ser un sitio donde dirigirse en el caso de encontrarse con ansiedad. Allí podrá relajarse y volver a clase cuando se encuentre tranquilo. El niño/a no debe abandonar el colegio ante una crisis de ansiedad, de esta forma estaría escapando de la situación estresante y esto solo empeoraría la sintomatología. Deberá permanecer en el colegio, hasta que su ansiedad se reduzca. Tiene que poner en marcha todo los recursos personales (aprendidos en terapia) e instrumentales que haya a su alrededor.

Mª Ángeles Iáñez Velasco

Psicóloga General Sanitaria

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