En artículos anteriores hablábamos sobre las diversas complicaciones psicológicas que han aparecido durante la pandemia. Especial atención le dábamos a los pensamientos obsesivos. Decíamos que por ser una situación de excepcional incertidumbre, la mente activa mecanismos de preocupación excesiva como forma de obtener control sobre las circunstancias. Las compulsiones son precisamente esto.
Así, otro aspecto que suele aparecer muy a menudo junto con las obsesiones, son las compulsiones. Si una obsesión es la “forma mental” de obtener el control sobre una situación dada y esto genera ansiedad, las compulsiones serían el equivalente conductual para aliviarla.
Así, podríamos definir las compulsiones como un impulso o deseo intenso de hacer alguna cosa. Además, y a diferencia de un impulso o deseo normal (como puede ser comer algo apetecible, realizar alguna actividad placentera, etc.), existe una obligatoriedad de realizar la compulsión por temor a unas consecuencias terribles.
Por ejemplo, una compulsión sería tener que echar la llave tres veces seguidas para asegurarse de que la puerta está bien cerrada, bajo el pensamiento recurrente de que de no hacerlo de esa justa manera podría quedarse abierta por descuido. Otro ejemplo de compulsión sería tener que colocar las cosas de una determinada manera muy exacta por temor a que de no hacerlo así alguien querido podría sucederle algo terrible. Estos pensamientos se ven en la cabeza de la persona muy vívidamente hasta adquirir un cariz de realidad. Dicho de otro modo: esos eventos catastróficos son percibidos como ciertos. Lo mismo pasa con la sensación de contaminación, ahora en tiempos de covid.
En su versión más moderada tendríamos las supersticiones. Algunos ejemplos: tocar manera ante los malos augurios, no pasar por debajo de un andamio, no abrir un paraguas bajo techo…, o cualquier otra manía excéntrica que se nos pueda ocurrir. Es lo que llamamos el pensamiento mágico o inferencia arbitraria. Creer que A lleva a B, sin que entre ambos acontecimientos exista una causalidad lógica.
Pues bien, las compulsiones suelen darse sobre todo en estados mentales de incertidumbre e indefensión. Recordemos que la indefensión es aquel estado mental en el que la persona cree que no hay nada que pueda hacer para cambiar una situación. Y este es uno de los eventos mentales más estresantes, incluso ansiógenos, que encontramos en la experiencia humana.
Las compulsiones más comunes son:
Lógicamente, las que más nos estamos encontrando durante la pandemia en la práctica clínica, son las compulsiones de limpieza asociadas a la obsesión de contaminación, junto con las compulsiones de comprobación y las puramente mentales. En algunos momentos de principios de la pandemia también pudimos ver compulsiones de acumulación en torno al papel higiénico.
Algunas estrategias útiles para paliar estas compulsiones:
Si haces siempre este puñado de pautas, NO ES NECESARIO HACER NADA MÁS porque a través de ellas ya estarás generando un espacio seguro dentro de casa. Así, el resto de compulsiones de limpieza se vuelven innecesarias por inútiles y sólo responden a obsesiones sin ningún sentido ante las cuales no debes plegarte.
Y es que los pensamientos sólo son eso: pensamientos, no tienen ningún tipo de redundancia real en la vida: algo no se vuelve real por mucho pensarlo. Por eso a la mayoría de nosotros no nos ha tocado nunca la lotería ni tenemos los ojos azules, por poner algunos tópicos de ejemplo.
Entonces, ¿por qué los pensamientos nos causan tanta perturbación? Porque aunque LOS PENSAMIENTOS SON FICCIÓN, las sensaciones que generan sí son muy reales. No es irreal la ansiedad que sientes ante un pensamiento determinado, la preocupación, la tensión, incluso a veces el dolor físico o las molestias internas… Son somatizaciones. Precisamente las compulsiones se dan para intentar aliviar aquellas sensaciones. Lo que no sabemos es que dichas sensaciones son provocadas por un achantamiento actitudinal ante diversos pensamientos. Si yo pienso que me voy a contaminar, lo pienso muy intensa y largamente, al final esa realidad mental (ficticia) se convierte en una realidad física percibida como real, y en su intento de ser aliviada pueden aparecer las compulsiones o manías excesivas.
En resumen, para aliviar las compulsiones mentales y relacionadas con la limpieza:
Las compulsiones, como las obsesiones, pueden ser combatidas con voluntad y actitud positiva. No permitas que el pensamiento mágico te gane la partida interna.