El esfuerzo que la mariposa debe hacer para salir de la crisálida es necesario para su supervivencia futura
A través de este cuento, podemos entender que proteger y sobreproteger no es lo mismo. El sufijo sobre- advierte exceso. Veamos algunos ejemplos:
Un niño llega a casa quejándose de que su profesor le ha ridiculizado delante de toda la clase.
Proteger: Como padre o madre, tener una conversación con el niño donde empaticemos con su sentimiento de vergüenza. Luego, entrenarle en una conversación que él mismo deberá llevar a cabo con el profesor, en privado, para transmitirle cómo se sintió.
Sobreproteger: Ir al colegio a cantarle las cuarenta al profesor.
Una niña está aprendiendo a montar en bicicleta.
Proteger: Decirle con muchísima confianza que el miedo es natural y que es normal que lo sienta, está aprendiendo algo nuevo. Que podrá caerse y que estamos convencidos de que también podrá levantarse tantas veces como sea necesario. Así es la vida y así es aprender a montar en bicicleta. Aquí estaremos cuando se haga daño, no estará sola en ningún momento.
Sobreproteger: Advertirle continuamente todo lo que le puede pasar si no tiene cuidado, recordarle que esté pendiente de todo, que cuide bien de mantener el equilibrio porque de lo contrario se caerá y correr a su lado para sostenerla cuando vaya a caerse.
Aprendemos de los errores. Hipervigilar a una persona implica no dejarle espacio ni libertad para que aprenda por sí misma
Un niño lleva varios días olvidando apuntar sus deberes en la agenda.
Proteger: Tener una conversación con él en la que charlemos sobre lo importante que es hacerse cargo de las responsabilidades y las consecuencias de no hacerlo a medio-largo plazo. Luego, ver las opciones que tiene para que él mismo resuelva su problema.
Sobreproteger: Desvivirse en el grupo de whatsapp de madres y padres hasta saber qué deberes tiene el niño y luego decírselo para que los haga.
Como vemos, SOBREPROTEGER siempre va a ser más fácil que proteger, porque sobreproteger implica menos tiempo de acción, menos conversaciones pedagógicas, hacernos cargo como adultos de situaciones que nosotros controlamos en un momento y alivia la ansiedad o tensión que sentimos como padres al ahorrarle ciertos malestares a nuestros hijos.
En cambio, PROTEGER implica que el niño debe adquirir su fuerza (como la mariposa) de su propio esfuerzo, lo que requiere estar comprometidos (que no implicados) con sus problemas, tener muchas conversaciones (raramente sale bien a la primera), invertir mucho más tiempo en resolver problemas que como adultos lo solucionaríamos en un momento y, sobre todo, vivir la presión que como padres nos genera el tener que ver de reojo como nuestros hijos se equivocan, se caen, se hacen daño y sufren.
La sobreprotección puede generar apego inseguro o desorganizado, haciendo que las personas sientan emociones de rechazo o ambivalentes hacia sus progenitores
Esto, que es más difícil de decir que de hacer, tiene las siguientes VENTAJAS:
Una personalidad sana se sustenta sobre los aprendizajes que derivan del error, de las situaciones dolorosas y de los conflictos tanto internos como externos
UN HIJO PROTEGIDO SERÁ ALGUIEN QUE ADEMÁS DE HABER RECIBIDO AMOR, COMPRENSIÓN Y APOYO POR PARTE DE SUS SERES QUERIDOS, TAMBIÉN HABRÁ RECIBIDO LA OPORTUNIDAD DE ADQUIRIR FORTALEZA Y HABILIDAD PARA LA VIDA REAL
UN HIJO SOBREPROTEGIDO SE HACE INÚTIL ANTE LAS MILES DE FRUSTRACIONES QUE TODO SER HUMANO DEBE AFRONTAR
Psicólogo
https://www.alteapsicologos.com/apego-seguro-vinculo-afectivo-y-personalidad/