¿Sabías que las emociones no sólo funcionan de dentro hacia fuera? ¿Sabías que tenemos el poder de provocar un estado de ánimo interno “forzándolo” a través de sus manifestaciones externas (postura corporal, gestos del rostro…)? Sería como el refrán que dice: “el comer como el rascar, todo consiste en empezar”. Pues sentir felicidad, sentirte poderoso o expansivo, también consiste en empezar. Se trataría un poco de eso, de forzar la expresión de la felicidad para lograr crearla en nuestro interior.
Ojo, no se trata de vender esto como la panacea, porque no lo es. Pero sí es un método efectivo para mejorar tu estado de ánimo en momentos concretos. ¿Te ha pasado alguna vez que no tenías muchas ganas de una salida nocturna, pero te has «obligado» a ello y has acabado pasándolo en grande? Sin darte cuenta, has estimulado las manifestaciones externas de la felicidad (relacionándote, teniendo conversaciones amenas, disfrutando de una cena distendida, bailando…) y has logrado contagiar a tu cerebro. Al final, no te quieres ir a casa porque estás en lo mejor de la noche… ¡Y eso que no querías salir!
Bien, de esto se trata, de provocar estados internos recreando en primera instancia los externos. Y de eso va el truco del lápiz. La sonrisa es la manifestación natural de la alegría, como el llanto lo es de la tristeza o enseñar los dientes con rabia lo es de la ira. Entonces, si mi cerebro hoy no está listo para sentirse bien, voy a darle un motivo. Haz la prueba, ponte un lápiz en la boca forzando la elevación de las comisuras. Así, saldrá una sonrisa que deberás mantener durante unos cinco minutos. En menos de ese tiempo (aproximadamente en dos minutos) ya podrás experimentar como tu estado de ánimo cambia.
Tu cerebro experimentará una manifestación de la felicidad, que mantenida durante algunos minutos, le hace entender que algo está pasando para sentirse bien. No sabe el qué, pero al cerebro esto no le importa. Lo que le importa es que tú estás sonriendo y su trabajo consiste en crear un estado de ánimo coherente con esa sonrisa. Así, al cabo de unos minutos cambiará su química. Habrás generado un estado de ánimo interno que te ayudará a sentirte mejor.
Lo mismo puedes conseguir bailando, haciendo deporte, conversando… No es casualidad que todas estas actividades te hagan sentir mejor. Al final, lo que estás haciendo es generar un estado interno a través de una manifestación física coherente con dicho estado de ánimo. En psicología a esto lo llamamos “actuar como si…”. Cuando actúas como si…, el cerebro busca esa coherencia y generará la química necesaria para alinear lo que piensas, con lo que sientes y con lo que haces. Y funciona en ambos sentidos.
Diversos experimentos han demostrado que la postura corporal puede cambiar el tono emocional interno. Así, una postura encorvada, cerrada sobre sí misma, con piernas y brazos cruzados…, promociona la aparición de pensamientos y recuerdos negativos. Al contrario, una postura abierta, de plenitud, erguida…, facilita procesos mentales positivos. De hecho, es unos de los ejercicios que se hace con deportistas de élite, políticos o artistas minutos antes de salir a escena. Se genera un estado de ánimo de plenitud para que éste les ayude positivamente en la ejecución de su tarea.
Otra técnica muy usada por comerciales de ventas es la de provocar un estado de euforia justo antes de salir a vender a la calle. Y también lo hacían los generales de los grandes ejércitos. ¿Quién no recuerda a William Wallace en Brave Heart arengando a todos aquellos escoceses momentos antes de correr colina abajo para abatir al enemigo?. En todos estos casos, se provoca un estado externo para estimular determinadas emociones que el cerebro acaba recreando realmente.
Antes de una tarea complicada, practicar posturas de apertura emocional contagiará a tu cerebro de positivismo.
Así es que, sabiendo esto, ¿a qué esperas para poner en práctica el truco del lápiz? Es más, ¿a qué esperas para “actuar como si…” y transformarte en tu propio Quijote? Has leído bien, aquel anciano loco que tanto actuó como si fuera un caballero andante, que al final logró serlo. De una manera muy simple: de fuera hacia dentro.
Para terminar te dejamos con un vídeo resumen, donde la psicóloga social Amy Cuddy nos cuenta cómo la postura corporal puede modificar nuestra identidad. No te creerás lo que vas a escuchar.
Para ver la versión completa, sólo tienes que pinchar en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=MS8oBuZZktA
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